Ayer necesitaba espacio y tiempo para pensar, estar sola conmigo misma, así que decidí salir pronto del coworking para aprovechar las horas centrales de sol tan agradecido en invierno e ir a la playa. Estar en contacto con el agua, la arena, pies descalzos, pantalones remangados y andar… sentir cada uno de los elementos, escuchar las olas, oler el mar… esta vez no me bañé, aunque llevaba el bikini, pero ya era tarde.
Lo que empezó como un paseo idílico…. el agua, las olas… poco gente, unos cascos con música… y un objetivo, recorrer toda la playa, desde el Sunset al club náutico ida y y vuelta.
Todo empezó bien, algunas zonas difíciles al principio porque había muchos chinos, después una arena fina y agradable entre los dedos, pero cada vez se hacia más difícil andar, las olas, piedras en el camino, y los pies que se hundían en la arena húmeda hacían que cada paso fuese más difícil que el anterior.
Tenía un objetivo, una meta, esa piedra blanca del final, sentarme allí a observar el camino recorrido… lo conseguí, una paradita rápida, la foto que encabeza esta publicación, y vuelta sobre mis pasos para la segunda etapa del paseo.
La segunda parte, se hizo difícil, parecía que no llegaba, una vocecita en mi cabeza me tentaba abandonar, volver a ponerme los deportivos y volver por el paseo marítimo, pero eso era lo fácil.
Poco a poco, seguí adelante, bajando el ritmo, afianzando cada paso, y asumiendo que pronto llegaría a esa zona de chinos que si o si, tendría que pasar. Pero rendirse, no era una opción.
Costó, pero finalmente, llegué al Sunset, y aún con ganas de bañarme :-)
Desde que hace más de 2 años decidí emprender, 100% emprender, abandonando la estabilidad de un trabajo por cuenta ajena, mi vida ha sido como ese paseo, con dificultades al principio, zonas más sencillas y agradables, y una maldita pandemia final que hace que cada paso sea más difícil que el anterior. Emprender es difícil, hacerlo con una pandemia por medio, mucho más. Lo fácil, es abandonar ante la primera dificultad. la meta final, esa puesta de sol (vale, es el hotel Sunset) poner el foco en ese punto, en llegar, y en que cada paso que das te acerca más a ese objetivo, eso eso lo difícil. Y no por el camino en si, si no por la cabeza, ese vocecita que dentro de ti que te dice… mejor dejalo ya, no te esfuerces más. Déjalo. Pues toma patada en el culo.
Aquí estoy, aquí sigo, y quemando cartuchos… aquí seguiré.