¿Sabes cuando necesitas parar, pero PARAR de verdad?
Eso me está pasando ahora. Estoy en una espiral de llegar tarde a todo, de no abarcar, de coger responsabilidades, cargas, que me pertenecen o no… de clientes, empleados, familia, mi vida, mi casa…
Hace menos de un año inicié un nuevo camino de santiago, desde Oporto. Pero como iba como iba, sin parar, mi cuerpo dijo, hasta aquí, te reviento los pies, y ahora si o si, tienes que parar. Pues ahora… vuelvo al camino, a seguir el que no pude terminar, sin expectativas, con ganas, ilusión y aceptación de lo que venga. No me he preparado tanto como quisiera, pero también me he puesto objetivos más pequeños y asumibles.
Vuelvo a cargar mi mochila de cosas, mi cabeza de cosas, todo a mis espaldas para ser consciente de que no puedo con todo, de que tengo que soltar para poder avanzar más ligera, con firmeza, sin tambalearme.
Mañana vuelvo al camino… mañana cojo ese avión que me saque de este momento… de este estrés. Y nuevamente, iré sola, porque lo necesito así, me gusta así. A mi aire, a mi ritmo, dándome la oportunidad de conocer gente o no, de hablar conmigo misma.