Uno de los mayores temores de mi ex, es que algún día mi hija encontrase este blog. Supongo que seguirá siendo uno de sus temores, pero no es mi problema.
Ella, mi hija, Sira (no es su nombre, pero la llamaré así por guardar su anonimato), ahora mismo duerme a mi lado, en el sofá, ha caído rendida después de un intenso día de cole.
Al volver a este espacio en la red, quiero que uno de los primeros post, sea para ella, para ti, pues, si algún día llegas hasta aquí, quiero que leas todo lo que ya te digo a diario.
Sira, tiene casi 5 años, es, vivaz, enérgica, alegre, compresiva, no es muy cabezona, pero si segura de lo que quiere, y antes de ofuscarse en un empeño, dice en tono gracioso … «era broma» y cede. :-)
No sé como lo he hecho, pero pese a mi pasado tortuoso en lo que a relaciones materno filiales se refiere, estoy (su padre tb… pues más o menos le guío) criando a una hija estupenda.
La crianza que tuvieron conmigo, me ha servido para saber qué es lo que no me gustaba, no me aportaba nada, y qué me hacía más mal que bien. A raíz de ser madre, y leer diversos libros, y entrar en círculos de crianza respetuosa, me he dado cuenta que la crianza dictatorial, conmigo, no funcionó.
Cuando mis padres me obligaban a comer ciertos alimentos que no me gustaban, incluso llorando pq lo pasaba fatal, me amenazaban con hacerme una foto así, o castigándome a no levantarme de la mesa hasta que me terminase ese filete de ternera más tieso que la suela de un zapato. Lo que consiguieron, fue tener algunas fotos mías llorando delante de un plato de arroz, y que escondiese filetes resecos por toda la casa. Es decir, consiguieron que yo aprendiese que ellos, adultos, preferían ridiculizarme antes que respetar mis decisiones, y a mentirles, ocultando filetes resecos en el hueco del radiador (te puedes imaginar como olería eso a los pocos días)
En ese momento, no era consciente de la semilla que plantaban en mi, inconscientemente, pues ellos fueron criados por unos modelos más autoritarios todavía, y es lo que habían aprendido.
Con Sira, he intentado, y creo que logrado, no repetir esos patrones, la dejo hacer, decidir y ganar las batallas más livianas. Ella decide su ropa, su peinado, y si quiere comer el arroz. Es así, desde pequeña, desde que le empezamos a ofrecer comida a trozos (BLW para los no entendidos). Y si la comida que hay ese día no le gusta o no la quiere, pues ya está… no come, no pasa nada… no la obligo, pero tampoco le preparo otra cosa. Eso si, evito hacer cosas que sé que no le gustan o son demasiado fuertes para ella.
Es autosuficiente, echá p’alante, y me encanta. Ver como descubre el mundo por si sola, como empezaba a andar sin ayuda de nadie, y si se cae, pues se levanta sola… siempre acompañándola en el movimiento, pero no interviniendo (esto es movimiento libre, para mas info, busca Emily Pikler).
Y reforzando su autonomía. Haciendo hincapié en que las cosas que hace, los pequeños o grandes logros, los ha hecho ella sola, sin ayuda de nadie. Porque los niños son capaces de hacer muchas cosas, pero cuando los adultos se entrometen para que no se caiga, pq creemos que no sabe, para que no se haga daño, etc… lo único que consiguen es ralentizar su aprendizaje.
Creo, que lo estoy haciendo muy bien con Sira. Es mi mejor proyecto, aunque a veces me la quiera comer, pero solo verla, me alegra el día,… esa carita, y esa empatía que tiene.
Y Sira… no se si lo recordarás, pero Sira es la princesa rebelde de los cuentos que te leo con la boca (es decir, los inventados :-P). Sira, si algún día llegas a este blog, a saber, quizá dentro de 10 años…. y veas esta faceta de tu madre, espero seguir teniendo la confianza suficiente como para hablar de cada uno de esos post, de como me sentía, sin juzgar, sin vergüenzas y sin tapujos.
Eres lo más importante de mi vida, después de mi propia vida. Me cambiaste tanto que ni te imaginas, por ti, … me elegí a mi misma, dejar a tu padre, algún día entenderás esto, y decidí emprender, irme a la loca vida del autónomo, y no por buscar estabilidad económica, pues te aseguro que ser autónomo es todo menos estable, si no por darte la madre que te mereces, una madre feliz, autorrealizada, y no solo una madre florero que te pone un plato de arroz por delante.
Te quiero bichito. Leas cuando leas esto… TE QUIERO!!