Esta primera etapa era de 40’9 Km., algo impensable para nosotros en una primera etapa. Pensábamos parar en alguna pensión a mitad de camino, pero unas mujeres nos dijeron que en San Esteban de Pravia había un albergue juvenil muy bueno, así que nos desviamos de la ruta entre Soto del Barco y Muros de Nalón para bajar hasta San Esteban.
Este día, empezamos a perdernos en los bosques, los prados, los campos, aldeas de 4 casas, siempre buscando flechas.
En un punto entre la Ventaniella y el Castillo, tuvimos que atravesar la Autovía del Cantábrico, con bastante tráfico, y justo después de cruzarla, estaba todo en obras por la autovía. Siguiendo de frente, vimos alguna flecha (o lo parecía) hecha con spray amarillo. El camino correcto es ese, seguir justo de frente, perpendicular a la autovía, y un poco más adelante, bajar por la derecha. Lo digo pq hubo gente que en este punto se lió, fue hacia arriba, después dar media vuelta, y vamos, ya hacemos muchos Km. como para perdernos.
Después, desde el Castillo hasta Muros de Nalón, es todo un tramo de arcén, de la autovía, pero el arcén es casi inexistente. Ha sido uno de los peores tramos del camino por la tensión de tantos coches, y andar por la cuneta con los pies torcidos. En ese punto, además, empezó a dolerme la rodilla, y desde el día siguiente, hasta el final del viaje, estuve a base de Voltarén y con la rodillera puesta.
3 Km. después de salir de Soto del Barco, nos desviamos a la derecha hacia San Esteban, solo 1’5 Km. Es un pueblo muy bonito, todo el, cara a la ría de San Esteban. Tiene toda clase de servicios, farmacia y restaurantes, autobús y parada del tren. El albergue nos salió, creo, a unos 8€ por persona. No me acuerdo muy bien, la verdad. De noche, nuestras primeras sidras y a dormir.