Después de meses de hablar del viaje, de buscar vuelos, autobuses, coches y trenes, optamos por volar hasta Bilbao, y desde allí coger un autobús hasta Avilés para empezar el Camino.
Elegimos el camino del norte, con la variante de la Costa por mi amiga Audrey. Ella lo hizo hace un par de años, y desde entonces, tengo el gusanillo de esa ruta, además, el hecho de tocar costa y playas me gustaba bastante, la verdad.
No teníamos mucho tiempo para andar, así que no nos podíamos permitir el lujo de perder 12 horas o más en autobuses, además, el vuelo nos salió más barato que sí hubiésemos ido en autobús.
La preparación previa consistió, más que nada, en andar mucho pro toda la ciudad, todo el día andando, al trabajo, a comprar a la playa, de paseo. Y siempre, con una mochila a las espaldas, con el mayor peso posible. Y siempre con un buen calzado, el que iba a llevar al camino.
Como íbamos 3 personas, el peso de las mochilas los repartimos un poco. Es cierto eso que dicen que hasta un par de calcetines pesan. Yo llevaba 8 kilos de mochila. Y la verdad es que no me sobraba nada de lo que llevaba ni me ha faltado nada. Eso sí, 2 fallos que he tenido. Las camisetas que he llevado son de algodón, primer gran fallo pq tardan mucho muchísimo en secar y más de un día tuve que ponerme la misma camiseta pq la otra estaba mojada. Y, quizá otro fallo que he tenido, ha sido llevarme unas chanclas del decathlon, de las que tienen 2 velcros y te sujetan el tobillo. Por un lado, están bien pq son cómodas para andar, pero por otro, tardan mucho en secarte después de la ducha, y si tienes ampollas, no es muy bueno ni cómodo tenerlas húmedas mucho tiempo.
Para ducharnos, nos llevamos esponjas de un solo uso, de las que ya tienen el jabón y solo hay que mojarlas, compradas en la farmacia, una esponja por día, y listo, no pesa nada comprado con un jabón o un tarrito de gel y son muy buenas. También nos llevamos una toalla-bayeta, aunque a mi amiga se le acabo rompiendo y se compró un trapo de cocina, es otra solución.
Indispensable, unos tapones para los oídos, y una almohadita de tipo cuna. Las almohadas de los albergues, cuando había, no es que estuviesen muy limpias.
Y de mochila, todo lo que puedas leer en los foros o páginas del Camino esta bien. Así que no me explayo más.
Como guía, llevamos el libro “El camino de Santiago del Norte” del El país Aguilar. Lo compré por 2 razones fundamentales, la primera, los mapitas que trae de cada etapa, y la segunda, al ser un libro en formato libreta de anillas, le quite más de la mitad de las hojas y me quede solo con las necesarias. Aligerando peso, ya sabes. La verdad, es que el libro nos ha venido muy bien. Está todo muy bien indicado, incluso cuando no había flechas en el camino, el libro te indica por donde continuar.