Este relato lo escribí hace tiempo. No cuenta todo pero refleja mi relacción con él. No tengo pq contarlo, pero lo haré pq no quiero q penseis q tengo miedo por lo q sufrí, si no q tengo miedo de ser feliz. Pq mientrás más alto subes, más fuerte es la caida, no??
—Te ha llamado un niño —dijo Marga.
—¿Quién? —dijo Sonia.
—No sé, lo ha cogido mama.
Sonia fue a la cocina, su madre estaba friendo pescado.
—¿Quién me ha llamado?
—No dijo el nombre, no sé.
—Vale.
Sonia fue a su habitación, dejo el bolso sobre la cama, saco el móvil y vio una llamada perdida. Era de Jorge. Respiro sobresaltada mientras seguía mirando el móvil. Fue a coger el teléfono inalámbrico y le llamó.
—Hola..¿Me has llamado?… ¿Qué haces aquí?… ¿A comer? No, que mi madre ya tiene la comida hecha y tengo hambre… ¿Quedamos luego?… ¿A las 4 te va bien?… ¿Dónde?… Vale, allí estaré, adiós.
Sonia mandó un mensaje por el móvil a Bea. “Jorge esta aquí, ya te contaré”
Después de comer, Sonia se cambio de ropa, se lavó los dientes y se peinó un poco. Cogió su bolso y se fue.
A las 4 en punto llego al lugar de la cita. Jorge estaba esperando. Se dieron un beso en la mejilla y justo en ese momento sonó el móvil de Jorge.
—¿Quién es? —pregunto Sonia.
—Ah, es Maria, una pesada —dijo él.
—Y… ¿cómo que has venido?
—Porque tenia que arreglar unos papeles para la beca Erasmus, y ya de paso, pensé en venir a verte.
—Ah, entonces te vas a Francia en serio, ¿no?
—Si, un año entero —dijo Jorge—, ¿te importa si vamos antes a la estación de autobuses?, tengo que mirar los horarios.
—Vale.
Fueron andando hasta la estación, por el camino hablaron de trivialidades: la familia, los estudios, los viejos amigos y las vacaciones.
—Pensaba irme esta tarde —dijo Jorge.
—¿Tienes algo que hacer?
—Estudiar.
—Entonces mejor te vas mañana, y esta noche me quedo en tu casa.
—Vale —dijo Jorge sonriendo.
Llegaron a la estación de autobuses. Los paneles indicaban que había un autobús a las nueve, a las once, a la una y a las cinco.
—Cogeré el de las once —dijo Jorge—, vamos que te invito a un café.
—Vale.
Fueron a una cafetería que había cerca de la estación.
—Un mitad con leche fría —dijo Sonia.
—¿Toda fría?—pregunto el camarero.
—Si.
—Un café con leche —dijo Jorge.
El camarero tomó nota y se fue.
—Aquí se dice mitad —dijo Sonia.
—Da igual, a fin de cuentas es un café con leche, ¿no?
Sonia le miro fijamente.
—No has cambiado nada —dijo ella.
—Bueno, ya tengo casi 25 años, ¿desde cuando no nos vemos?
—Desde hace… 4 meses, pero sigues igual que antes, ¿cuántos tenias?…17, ¿no?
—Si, tu 15, ¿no?, ya ves, han pasado casi 8 años.
—Si, parece que fue ayer— dijo ella.
Se callaron un momento, miraban el café, la carta o la gente que había alrededor.
—¿Nos vamos?—dijo Jorge.
—Vale —dijo ella.
—¿Vamos a mi casa?
—Si.
Subieron a un autobús metropolitano, estaba casi vacío.
—¿Estas segura?
—Umm… si.
—Has dudado, ¿estas segura?
—Si, ya tengo las cosas claras, ya sé lo que quiero, lo que no quiero, lo que hay y lo que no hay.
—A ver, ¿qué quieres? —dijo él.
—A ti.
—¿Qué no quieres?
Sonia dudó un poco antes de contestar.
—No debería decírtelo, pero… me gustaría que no te fueras a Francia, pero no puedo pedirte eso, así que vete,… si, vete.
Sonia miro por la ventana.
—¿Qué parada es? —pregunto.
—Todavía queda un poco. ¿Qué mas?…¿qué hay?
Sonia seguía mirando por la ventana.
—Pues esto, un encuentro esporádico y ya está.
—Pero no puede haber nada más, mantener una relación a distancia es muy difícil y lo sabes.
—Ya —dijo ella.
Bajaron del autobús tres paradas después, cruzaron la calle y entraron en un bloque de apartamentos.
—Que pequeña es.
—Ya, pero para lo que la uso, esta bien. Te la enseño, este es el salón-comedor-entrada, por aquí esta la cocina, el cuarto y el cuarto de baño.
La casa era diminuta, la cocina tenia poco más de un metro cuadrado con barra americana. Para ir al baño tenían que pasar por el medio metro escaso que había entre la pared y los pies de la cama.
—¿Estas segura?—dijo Jorge.
—Si, prefiero esto a nada, ¿y tu?
—Si.
Se tumbaron en la cama, mirándose a los ojos y acariciándose. Sonia le dio un beso en los labios, se volvieron a tumbar de costado, cara a cara. Volvieron a besarse y empezaron a quitarse la ropa.
Estaban haciendo el amor, cuando en el momento cumbre suena el móvil de Sonia, y a la vez empezó a sonar el móvil de Jorge. Se rieron mientras los móviles seguían sonando.
—Ya se cansaran —dijo Jorge.
Cuando acabaron Sonia encendió un cigarro, fue al salón-comedor-entrada y miro su móvil.
—es Julia, ¿quedamos con ella para ir al cine?
—Vale, así la conozco.
—Bien. Y tu llamada, ¿quién era?
—Maria, otra vez. Cortó con el novio hace poco y quedé con ella para comer, desde entonces no para de llamarme.
Sonia llamo por teléfono.
—Julia… ¿vamos al cine?…¿a que hora?…vale.
—Hemos quedado en media hora en el centro así que date prisa.
Cuando llegaron estaban Julia, su hermana y sus novios esperando. Tenían dos horas antes de que empezase la película, así que fueron a cenar. En el cine, Sonia y Jorge apenas cruzaron palabra.
A las dos ya estaban en el piso.
—Me voy a duchar, tengo calor —dijo Sonia.
—Vale.
Jorge se quitó la camisa y los pantalones y encendió la tele. Cuando Sonia acabo, Jorge cogió una revista y entro en el cuarto de baño mientras Sonia veía la tele. Después hicieron el amor.
—No tengo sueño. Necesito leer un poco antes de dormir, me voy al salón—dijo Sonia.
—Vale, yo me duermo ya, que mañana nos tenemos que levantar a las nueve para recoger la casa. No te importa, ¿verdad?
—No.
Sonia fue al salón, estaba desnuda, encendió la lámpara que había en una mesita junto al sillón, cogió un libro que había en el mueble, era sobre la 2ª Guerra Mundial, lo dejo en su sitio y cogió otro que estaba debajo de la tele. Era sobre la vida de Juana de Arco, se sentó en el sillón y empezó a leer. Cuando pasó un rato, miró el reloj, eran las tres, en la calle se escuchaban los gemidos de una mujer, Jorge se levantó.
—Joder —dijo.
Abrió la cortina y miro fuera, había dos chicos en una moto hablando mientras la mujer seguía gimiendo. Jorge volvió a la cama.
Sonia siguió leyendo, pero a la novena pagina lo cerró y lo dejó otra vez debajo de la tele. Encendió un cigarro, cogió el móvil de Jorge, que estaba debajo de la lámpara y leyó los mensajes que tenia.
…lo de anoche genial, a ver cuando lo repetimos…
…me lo pase muy bien ayer, llámame un día de estos…
Y más mensajes de este estilo. No ponía el nombre de la persona que los envió. Sonia dejo el móvil debajo de la lámpara.
Cuando acabó el cigarro fue al servicio y después se acostó. Tenia los ojos abiertos, Jorge dormía a su lado, de vez en cuando roncaba un poco. Por las ventanas abiertas, entraba la voz de dos mujeres que hablaban en la calle.
—Como te lo cuento, dos chicos, uno de unos 19 años y el otro no pasarían de 16, como mi chaval… abrieron el maletero y rompieron la ventana… si, aquí mismo, estaban tan cerca como tu ahora… les pregunté que estaban haciendo y me dicen “robar”… en serio, que poca vergüenza…
Después se escuchó la sirena de un coche de policía. Las voces seguían hablando.
Sonia miro el reloj. Se levantó y fue al servicio. Volvió a la cama. Se incorporó en la cama y observó a Jorge dormir. Sonia respiro hondo. Las siete.
A las nueve sonó el despertador. Sonia se levantó, fue al servicio y empezó a vestirse, Jorge seguía en la cama.
—Venga, que ha sonado ya el reloj—dijo Sonia.
Jorge se levantó y entró en el baño. Sonia fue al salón en busca de sus zapatos. Miró el móvil, tenia un mensaje.
—Bea te manda recuerdos —dijo.
—¿Sabe que estoy aquí? —preguntó Jorge sorprendido.
—Si —contestó Sonia.
—Ah.
Recogieron la casa y bajaron a un bar a desayunar. Sonia miró a las mujeres que había en la mesa de al lado, y a los hombres que desayunaban en la barra, la calle ya estaba llena de gente.
—Tenemos que darnos prisa o perderé el autobús —dijo Jorge.
—Ya acabo.
Subieron al piso, cortaron la luz y el gas, Jorge cogió sus maletas y se fueron.
En el autobús, camino de la estación, casi no hablaron. Se bajaron en una parada del centro y fueron a paso rápido hacia la estación de autobuses. Llegaron cinco minutos antes de que saliera el autobús.
—Bueno, vendrás a la feria — dijo ella.
—No sé, tengo que estudiar.
—Inténtalo.
Se dieron un beso fugaz en los labios.
—Adiós —dijo Jorge.
—Adiós —dijo Sonia.
Jorge subió al autobús y Sonia salió de la estación.
Tú estás bien???
Un besico…
jajajaja, yo estoy perfectamente. otro besico
…por dios ese relato es increible y muy tragico…no he podido parar de leer…te deseo lo mejor ;*
Hola!!Vaya,Estoy segura que tuvo que ser muy doloroso…recuerdalo como algo bonito.ya sabes:No hay mal que 100 años dure.
Besukiss.
Me ha gustado mucho…
Me gustaría conocer a alguien así alguna vez…
Que bonito, en serio. ¿Escribes mucho cosas así?
Además, me has ayudado a comprender lo que pasa «al otro lado de la cama» (por cierto que no he visto esa peli: anotacion mental) cuando uno se despierta después de una noche extraña, y resulta que ya no hay nadie, o que ya estaba despierta…
hola! esta historia es identica a la mia. M0 llamo sonia y mi novio o mi ex o lo que es.. Se llama Jorge.
Demasiada cuasualidad hay en este mundo. La verdad es que estos relatos reflejan lo que soyy lo que siento al encontrarlos, me replantee lo que quiero ser, y a donde quiero ir, mas alla de que eso me cueste algunas lagrimas. Hubiese deseado que por lo menos esta historia tuviera un final feliz.
Saludos….Sonia.
OLA ESTOY FATAL Y ME ENCUENTRO MUY SOLA…
ESTOY MAL Y ME ENCUENTRO SOLAAAAAAAAAAAAAAA
ESTOY MALLLLLLLLLLLLL
olaaaa soy carol!